
Después de la llegada de los españoles ésta magia de siglos se instaló en la colonial Jauja trasladada pronto la capital del virreinato a Lima, la poblacion disminuyó; pero Juja se convirtió en una ciudad señoial, de callecitas perfectamente trazadas, casonas con hemosos balcones tallados, celosías, rumurosas fuentes en los sombreados patios, y un vecindario orgulloso de su tradición y prosapia, pero a la ves cultor de los valores libertarios, que en a hora de la emancipación se unió a la causa de la independencia, para ingresar al arepública con la decisión de hacerla aún más grande conel aporte de todos sus hijos : campesinos, obreros, comerciantes, industriales, intelectuales. Todo el conglomerado humano que camina presurosopor sus coloridas ferias de los miércoles los domingos, quelos fines de semana almurza al borde de las quietas aguas de la misteriosa laguna de Paca, que día a día cultiva, escribe y produce, y en octubre convierte sus calles y plazas en una auténtica expresión de esplendorosa vida en honor a la Virgen del Rosario que ahace más de cuatrocientos años escribe con él la historia sin par de este territorio encantado que es el País de Jauja.
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