
Jauja - Xauxa - Hauca significa descanso, silencio, tranquilidad. Tal idilio, que por poco vino a ser la capital del Perú, se encuentra en los Andes Centrales a 3373m sobre el nivel del mar. Pero como a Pizarro le pareció muy lejana la salida al mar, camino por el cual debía retirarse en caso de una derrota, finalmente se estableció en Lima.
Desde Lima, tomando la carretera central, se llega en aproximadamente 5 horas a la ciudad. Desde la Oroya se toma el camino hacia Huancayo, siguiendo el curso del rio Mantaro, que desemboca en el valle del mismo nombre, en cuya entrada se ubica la cuidad de Jauja. Acá es el sitio de encuentro, para pasar una semana llena de vivencias buenas. Vivimos en una pequeña casona, donde Bruno Bonierbale (el dueño) nos engríe día y noche.
Después de los desayunos salimos por más o menos 4 horas al aire libre, para explorar los alrededores.
Cada día nos enfrentaremos con otro rincón jaujino. Contemplamos flora y fauna
y si se nos presenta la oportunidad conversamos con los campesinos. Caminamos por los cerros, disfrutando la amplia vista. Seguimos las corrientes de agua
Vivenciamos el pasado del Perú, por medio de sus ruinas
Frecuentamos el mercado de todos los miércoles
Exploramos las huellas coloniales en la ciudad. Y disfrutamos de los trajes, la música y los bailes en las fiestas tradicionales.
En las tardes desarrollamos nuestras impresiones de las mañanas de forma artística. Expresándonos en color, línea y forma... y creando collages con las cosas que hemos encontrado y recolectado en nuestros caminos.
No necesitamos conocimientos preliminares, porque en cada uno de nosotros vive un artista dormido y es justo a él al que queremos despertar. Solo se necesita las ganas de experimentar, entregarse a lo que surge y jugar con los materiales.